"No recuerdo em qué momento empecé a querer a mi madre, pero así ocurrió. Tampoco sé cuándo empezó a quererme ella a mí, pero la certeza de que su amor está a mi disposición de forma ilimitada siempre ha estado ahí. Puedo usarlo como una espalda sobre una almohada o como una ermita; como un baño caliente, un jardín de mariposas o un río de lava líquida. Su amor es espinoso y complicado, y a veces puede hacerme daño en las zonas más sensibles. Pero ¿quién ha dicho que el amor o la vida son pan comido?"
(Pat Conroy em El primer verano de nuestras vidas)
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